Stanbrook: los últimos refugiados de la República.

El 18 de julio de 1936 estallaba la guerra civil en España tras fracasar el golpe de estado. Empezaban tres años de guerra en los cuales se pasó de la euforia inicial a la derrota física y moral de todos aquellos que participaron, directa o indirectamente en la República. ¿Quién les iba a decir a estas personas que tendrían que abandonar ese país que tanto amaban y por el que tanto habían luchado?

A medida que pasaban los meses, el ejército sublevado iba ganando terreno hasta que tras la Ofensiva de Aragón a principios de 1938 el ejército de Franco logró llegar al Mediterráneo, quedando la zona republicana divida en dos.

Tras la Batalla del Ebro en julio de 1938 solamente quedaba en manos republicanas la llamada Zona Centro (Madrid, Ciudad Real y del norte de Valencia hasta Almería) que fue hostigada durante los primeros meses de 1939.

Los refugiados, que habían estado huyendo de las zonas que caían en manos sublevadas a medida que iba avanzando el ejército de Franco, inicialmente, huyó hacia Francia, pero al caer Cataluña, decidieron viajar hacia Alicante en busca de algún barco que les sacase del país.

Durante los primeros días del mes de marzo de 1939, habían salido desde los puertos de Alicante, Santa Pola, Torrevieja, El Campello y Villajoyosa barcos como el Winniper, el Marionga, el Ronwyn o el African Trader. Sin embargo, el día 28 de marzo tan solo quedan dos barcos que zarpan del puerto de Alicante, debido a que se encuentra bloqueado por la armada de Franco y los barcos contratados por la República para evacuar a los refugiados desisten en acercarse para evitar el hundimiento.

Archibald Dickson
De los últimos barcos que parten, uno, el Maritime, zarpó con tan solo 32 personas (líderes socialistas y sus familias), a pesar de tener una gran capacidad de carga. El otro, el Stanbrook, se hallaba fondeado en el puerto esperando cargar naranjas. Sin embargo su capitán, Archibald Dickson, al ver a los miles de refugiados apiñarse desesperados en el puerto desobedeció la orden de no evacuar a civiles y acogió a todos los que cupieron a bordo (unas 3.000 personas). Así, el 28 de marzo salía del puerto de Alicante camino de Orán esquivando los proyectiles lanzados por el Canarias, de la flota nacional. Debido a que el número de pasajeros superaba con creces su capacidad, navegó escorado y por debajo de la línea de flotación.

En Alicante quedaron más de 15.000 refugiados atrapados en el puerto que fueron conducidos por los soldados de la División Littorio italiana hacia el campo de concentración de Los Almendros y, más tarde, al campo de trabajo de Albatera.

Españoles desembarcando en Orán

Tras 22 horas de travesía llegaron al puerto de Mazalquivir, cerca de Orán, pero las autoridades francesas tardaron dos días en dejar desembarcar a mujeres y niños que fueron trasladados a la antigua prisión Cardenal Cisneros. Entre los refugiados del Stanbrook se encontraba Nazario González, presidente de Acción Republicana Democrática Española, con su mujer y sus dos hijas: Alicia (2 años) y Helia (4 años) quien ha dejado su testimonio:

“Nos trasladaron a un lugar para ducharnos y desinfectarnos; no fue un buen recuerdo, era un lugar oscuro, húmedo y frío, y unos hombres nos vigilaban incluso a las mujeres desnudas”.  

Los hombres tardaron un mes en poder desembarcar y cuando lo hicieron fueron registrados por miedo a que portasen armas.

La mayoría de los refugiados fueron trasladados al campo de concentración de Boghari (Sáhara) donde fueron maltratados y utilizados como mano de obra forzada hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

Españoles en los campos de concentración de Argel
Otro de los refugiados, Antonio Vilanova también deja su testimonio de cómo fue la llegada del Stanbrook y el mes que estuvieron en cuarentena dentro del barco:

“Salimos llenos de miseria. Allí conocí por primera vez los trimotores, piojos de un tamaño monstruoso”.

Todavía no se sabe a que se debió la cuarentena que tuvieron que soportar los hombres dentro del buque. Se cree que las autoridades francesas fueron alertadas de que había un brote de tifus, aunque nunca ha habido constancia de ello.

Helia (izq.) y Alicia (dcha.) González
En cuanto a Helia y su familia, sobrevivieron en Argelia gracias al estraperlo y a una tienda de alpargatas que cerró el año 1949 cuando su padre decidió regresar a España. “Mi padre no quiso arraigar allí. En Argelia conocí la libertad. En España no se podía hablar de nada, el hambre era terrible y la represión muy dura. Ganar no debería ser vengarse”, asegura Helia, que fue profesora de francés y funcionaria municipal de Elche hasta su retiro.

Aunque la familia de Helia fue de las que mejor parada salió en Argelia, muchos otros no tuvieron tanta suerte y quedaron en los campos de concentración donde murieron de enfermedades, malnutrición, etc.

En cuanto al Stanbrook, éste tuvo un final trágico pues fue torpedeado en el Mar del Norte solamente seis meses después de desembarcar en Orán por un submarino alemán. El capitán Dickson murió en el hundimiento. Cuando se supo la noticia, en los campos de concentración de Argelia se guardó un minuto de silencio en su memoria. 


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