DE LA REPÚBLICA A LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN FRANCESES: LOS EXILIADOS ESPAÑOLES (II)

Cuando Hitler invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939, en Francia todavía quedaban en torno a 220.000 exiliados españoles. El estallido de la Segunda Guerra Mundial hizo cambiar las tornas. Ahora eran los franceses los que necesitaban la ayuda de los experimentados "delincuentes" españoles. 

Para entonces el gobierno francés había creado las "Compagnies de Travailleurs Espagnols" (CTE), unas unidades de trabajo que sirvieron para explotar laboralmente a los exiliados. En realidad, estas unidades estaban a las órdenes del Ministerio de Guerra y dirigidas por oficiales del Ejército francés. Cada CTE estaba formada por 250 españoles: 10 oficiales, 230 trabajadores y 10 empleados que ejercían de peluqueros, sastres, cocineros, enfermeros y secretarios. Cada unidad, por supuesto, tutelada por 25 militares franceses. Otros españoles se alistaron en la Legión Extranjera y los menos fueron aceptados en el Ejército francés. 

La mano de obra española resultaba de gran utilidad en esos momentos. Realizaban trabajos agrícolas, de construcción, pero también de defensa nacional. La estrategia francesa frente al inminente ataque alemán fue reforzar los que se llamó la Línea Maginot, una serie de fortificaciones a lo largo de la frontera con Alemania. El problema eran las malas condiciones a las que seguían sometidos los españoles y los maltratos de los militares franceses. Recuerda Eduardo Escot: "Cuando llegábamos a un pueblo, siempre nos dejaban las casas más apartadas para que no tuviéramos contacto con el Ejército francés. A los soldados, para meterles miedo, sus mandos les habían dicho que teníamos la sarna". 

Sin embargo, los españoles venían de una guerra en España y habían visto y sentido en sus carnes el arsenal y nuevo equipamiento alemán, por lo que instaban a los franceses a que reforzasen su estrategia. Éstos, por su parte, se mostraban muy inexpertos, sin apenas munición ni equipamiento, pero seguros de poder frenar el avance alemán. 

La estrategia francesa resultó ser un absoluto fracaso. En mayo de 1940, la Wehrmacht invadía Francia por el norte, a través de Las Ardenas, Bélgica y Holanda, rodeando así la Línea Maginot. Los ejércitos británico y francés concentrados en esa zona, se retiraron hacia Dunkerque. En junio, en un intento por controlar la situación, el Alto Mando francés replegó a más de 2.200 españoles, pero otros 10.000 quedaron en la zona hasta que Hitler sorteó la Línea Maginot por el norte y, tras tomar Dunkerque, dirigía a sus ejércitos hacia el sur para atacar Francia desde su retaguardia. Fue en este tiempo cuando se produjo una desbanda entre los oficiales franceses, dejando una situación caótica. Los españoles huyeron hacia el este y el sur para alejarse de los alemanes, pero no pudieron esquivar al enemigo. Cerca de medio millón de soldados franceses y unos 10.000 republicanos españoles fueron capturados y llevados a campos de tránsito (frontstalags) donde se les tomaba una foto y se les daba una placa grabada con su número de prisionero que debían llevar siempre colgada al cuello. 

Poco a poco fueron repartiendo a los republicanos españoles por los diferentes campos de tránsito que había repartidos por toda Francia que respetaban de alguna manera las normas establecidas por la Convención de Ginebra, pues los españoles pudieron mantener correspondencia con sus seres queridos y recibir paquetes con ropa y comida. No fue hasta septiembre de 1940 cuando empezó la verdadera cacería de españoles republicanos que fueron deportados a los campos nazis, principalmente a Mauthausen. 










Fuente:

- Hernández de Miguel, C. (2015): Los últimos españoles en Mauthausen. Ediciones B: Barcelona. 
- www.deportados.es

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