18 JULIO DE 1936: ALZAMIENTO MILITAR

Hoy, 18 de julio de 2021, se cumplen 85 años desde el alzamiento militar que llevó a España a la división ideológica, moral, social y política del país. Sin embargo, para entender porqué se produjo un golpe de Estado es necesario conocer la situación de España en los años previos al estallido de la guerra. 

España tradicionalmente ha sido un país de pronunciamientos y golpes de Estado. La clase conservadora siempre ha querido salvaguardar sus privilegios y no ha dudado en apoyar las pretensiones colpistas de los militares; la clase trabajadora ha utilizado este método para tener alguna oportunidad de gobernar y mejorar sus condiciones. Si echamos la vista hacia atrás vemos, por ejemplo, que en 1815 se produce el Pronunciamiento de Porlier, cuya pretensión era acabar con el absolutismo de Fernando VII; el Motín de la Granja de San Ildefonso en 1836; el Golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923 que terminó con la instauración de una dictadura; o los intentos de golpe de Estado de 1932 e incluso de 1981.  

Las reformas llevadas a cabo durante la II República Española trajeron consigo el descontento de los sectores conservadores de la sociedad (aunque no fueron los únicos). Por un lado, la Ley de Retiros de la Oficialidad y el cierre de la Academia Militar de Zaragoza, la II República se ganó la animadversión de buena parte del ejército. La reforma religiosa se ganó el descontento de los católicos. Con la reforma agraria se amenazaba la posesión de las tierras, en manos, por su puesto, de la burguesía terrateniente; la territorial, amenazaba con romper la unidad de España (¿Dónde habré oído yo esto antes?). En fin, ellos veían amenazado el statu quo establecido desde muchos siglos atrás. 

El devenir de la II República quiso que a partir de 1933 los sectores de la derecha se aglutinasen en la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) y entrasen en el gobierno, derogando leyes y quitando reformas que no les beneficiaban. Es en estos años, concretamente en 1934, cuando estallan los conflictos que llevaran a la separación ideológica y la creación de los que se ha venido a llamar "Las dos Españas". La revuelta de Asturias marcará un antes y un después puesto que la represión hacia los mineros fue muy dura y la izquierda no encontraba otra salida que las armas. En 1936 cambian de nuevo las tornas, la izquierda se aglutina en el Frente Popular y gana las elecciones en febrero. Alegría que durará bien poco. 

En los meses previos al alzamiento militar, España es un polvorín a punto de estallar. Entre las filas anarquistas y el sector más radical de la UGT (dirigido por Largo Caballero) triunfan las posiciones revolucionarias; los sectores de derecha (aglutinados por Calvo Sotelo) se afianza el discurso de subversión e insurrección; la CEDA entra en crisis tras las elecciones de febrero, dando paso al surgimiento de las Juventudes de Acción Popular que pasan a engrosar las filas de Falange; empiezan a generalizarse los enfrentamientos callejeros violentos entre militantes de izquierda y de derecha, en particular impulsados por las milicias armadas de Falange Española. El gobierno de la república responde a estos hechos encarcelando en Alicante a José Antonio Primo de Rivera y cerrando las sedes de Falange, aunque esto no impide que la violencia callejera y los crímenes políticos se sucedan: el 12 de julio es asesinado José del Castillo Sáenz de Tejada (teniente de la Guardia de Asalto) y, en represalia, el 13 de julio es asesinado José Calvo Sotelo (hecho que tradicionalmente se ha considerado como el desencadenante de la sublevación). 

La conspiración militar se empezó a planificar tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. El gobierno republicano supo de la conspiración pero, convencido de poder frenarla, solamente dispersó a los militares sospechosos. El 17 de julio se produjo un levantamiento en las guarniciones del Protectorado de Marruecos, pero el fracaso en la mayoría de las ciudades españolas, llevó al estallido de una guerra civil que duraría tres años. 

La situación inicial favorecía al gobierno republicano, pues contaba con las fuerzas aéreas y navales, pero pronto fue superada por las fuerzas nacionales con la llegada de aviación italiana y alemana mucho más moderna. En el mes de julio se sucedieron los gobiernos republicanos (síntoma de desestabilización): ante la duda de la fidelidad del sector militar leal a la República, el presidente del gobierno, Santiago Casares Quiroga,  disuelve el ejército y renuncia al cargo dejando a paso a Diego Martínez Barrio quien intenta llegar a un acuerdo con los sublevados antes de que llegase la sangre al río, sin éxito. La dimisión de Martínez Barrio da paso a un nuevo presidente del gobierno, José Giral, quien, el día 19 de julio, decide repartir armas entre los militantes de las organizaciones obreras. Ante la estupefacción de algunos sectores liberales, el gobierno justificó la entrega de armas de la siguiente manera: 

"Es propósito del Gobierno mantener firmemente, sin vacilaciones ni desmayos, la defensa del régimen republicano, apoyándose en el pueblo, que con tanto calor le presta su adhesión, y aceptando su heroica cooperación […] [El Gobierno] llegará a los esfuerzos más extremos a fin de impedir que le sean arrebatados al pueblo los derechos ciudadanos que conquistó dignamente. […] Compenetrados, Gobierno y pueblo, nuestro triunfo definitivo nadie lo impedirá. Ciudadanos de España. ¡Viva la República!

La entrega de armas provoca la caída del gobierno republicano y deja la puerta abierta a la creación de comités, juntas y consejos que se organizan de forma autónoma por todo el territorio español. Empieza la "revolución", la oportunidad de redimirse, de conseguir las mejoras soñadas durante años, pero nunca alcanzadas. 

Inicialmente, la mayoría de estas organizaciones planea la estrategia para ganar la guerra primero y acometer reformas después. Sin embargo, a partir de 1937 se desata lo que se ha venido llamando "terror rojo" en el que algunas organizaciones se dedicaron a eliminar personas de ideología derechista y, más tarde, incendiar iglesias, conventos y perpetrar asesinatos de sacerdotes, terratenientes, etc. El punto álgido se produjo en Madrid entre el verano y el otoño de 1936 donde destaca el asalto de la cárcel Modelo y posterior asesinato de militares y políticos derechistas encarcelados, y el traslado de muchos presos de derechas a Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz donde fueron asesinados. 

Paralelamente, anarquistas (CNT) y gran parte de la UGT emprenden una profunda revolución social caracterizada por las colectivizaciones de industrias y servicios esenciales que pasaron a estar bajo control de los comités. Estos grupos tuvieron éxito en las zonas latifundistas de Andalucía, Castilla La-Mancha, Cataluña y Aragón. 

En el otro bando también se produjo el "terror blanco" entre julio y septiembre de 1936. Los militares sublevados, a través de las milicias de Falange y los Requetés (carlistas) practicaron una brutal y sistemática represión en forma de "sacas y paseos" con el objetivo de sembrar el terror para eliminar toda resistencia y aniquilar a sus enemigos políticos. Las primeras víctimas fueron militares republicanos y miembros de las fuerzas del orden público que se negaron a secundar la rebelión y fueron fusilados. Posteriormente, el objetivo pasaron a ser político, cargos públicos de partidos y sindicados del Frente Popular, intelectuales, profesionales y funcionarios (en especial maestros y maestras); miles de ellos fueron encarcelados, torturados y fusilados sin juicio previo o mediante juicios sumarísimos presididos por tribunales militares. A medida que avanzaban y conquistaban territorios se produjeron masacres de milicianos, militantes de organizaciones de izquierda y de civiles republicanos (sobre todo en Sevilla, Badajoz o Málaga); sin olvidar el asesinato sistemático en la retaguardia. 



Fuentes: 
- MERA COSTAS, P. (2021). 18 de julio de 1936. El día que empezó la Guerra Civil. Col. "La España del siglo XX en 7 días". Barcelona: Taurus. 
- AROSTEGUI, J. (2006). Por qué el 18 de julio... Y después. Barcelona: Flor del Viento Ediciones. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carlos II y la endogamia de los Austrias

L'evolució de l'habitatge durant l'Època Antiga a Espanya

Historia de la higiene personal: del esplendor al marranismo