LOS MOLINOS DE BARBEGAL
Si consideramos que Roma fue la mayor ciudad de la Antigüedad y la que albergó a más de un millón de habitantes, es lógico pensar que necesitaba abastecerse de grandes cantidades de alimento que no se producía en la urbe. Es aquí donde entra en juego una vez más el ingenio de los romanos al diseñar un molino de agua que se adelantaría muchos siglos a su ingeniería. Cerca de la ciudad francesa de Arlés, en el municipio de Fontvieille se hallan los restos del mayor complejo industrial harinero de la Antigüedad. Encontrados en 1940, los molinos datan del siglo II d.C. y se cree que podrían llegar a alimentar a unas 12.500 personas. El agua llegaba a Barbegal a través de un acueducto de recorría una pendiente de 61 metros, cuya fuerza hacía mover las norias de los 16 molinos que formaban el complejo. Inicialmente construidos en madera, con el tiempo el modelo se construyó en piedra, más resistente a la fuerza del agua, pues los romanos se dieron cuenta de que utilizar los saltos de agua