¿Quién mató a la Cascabelitos?
Carmen Broto fue una prostituta de lujo que ejerció durante el
franquismo y cuyo asesinato conmovió a la sociedad barcelonesa de finales de la
década de 1940. Aunque en principio pareció deberse a un asesinato por robo, hubo
rumores que implicaban a algunos gerifaltes del franquismo e incluso a la
mismísima Iglesia Católica. El caso pasó a formar parte de la crónica negra de
este país.
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Carmen Broto, "La Cascabelitos" |
Carmen Brotons Buil nació en Guasa (Huesca). Llegó a Barcelona
en busca de un futuro mejor, perteneciente a una familia humilde de campesinos,
entró a trabajar como sirvienta, pero eso no bastaba para dejar atrás las
privaciones. Viendo que, cuando paseaba por los parques en sus ratos libres,
los hombres se giraban para adorar su esbelta figura, decidió convertirse en
prostituta. Se tiñó de rubia, se ciñó los vestidos y se acortó el apellido,
pasando a llamarse Carmen Broto. A esto le siguió el acto de dejarse ver por
los salones, bailes y restaurantes más selectos de la Barcelona de los años
cuarenta.
En muy poco tiempo la cortejaba lo más florido de la burguesía,
del régimen y los próceres del estraperlo. Empresarios como Ramón Pané, quien
le ayudó a montar uno de sus pisos y la mantuvo durante año y medio; o Juan Martínez Penas, empresario teatral gallego, que la utilizó como tapadera para enmascarar su homosexualidad.
Carmen, apodada la Cascabelitos por su alocada forma de vida, consiguió amasar
una pequeña fortuna y una significativa colección de joyas que no disimulaba en
lucirlas cuando salía de fiesta.
A pesar de llevar una vida desinhibida, había un joven por el
que sentía debilidad. Se llamaba Jesús Navarro Manau, un joven atractivo que
dedicaba su vida a vender cocaína y a ofrecer su cuerpo como chapero. Pronto
entablaron amistad.
El crimen
Según las crónicas de la época, Jesús iba a casarse con su
novia de toda la vida, pero no tenía suficiente dinero, así que su padre, Jesús
Navarro Gurrea, –apodado El Espadista– (por ser especialista en
abrir puertas y cajas fuertes con llaves falsas), ideó un plan que consistía en
robarle las joyas a Carmen, matarla y enterrarla con la ayuda de su ayudante
Jaime Viñas.
La noche del 11 de enero de 1949 Carmen volvía del cine
Metropol cuando la abordó el coche de alquiler en el que iban Jesús hijo y
Jaime Viñas. Ella subió y marcharon a vivir la noche recorriendo varios locales
de ambiente. Cuando consideraron que estaba bastante borracha la subieron al
coche para llevarla a la Calle Legalidad, donde les esperaba El Espadista a fin de enterrarla en un
huerto de su propiedad. Durante el trayecto algo debió suceder que precipitó
los acontecimientos. Viñas golpeó a la mujer, pero ésta, gravemente herida, se
defendió de su agresor. Jesús, quien conducía, paró el coche y ella aprovechó
para huir con tan mala suerte que se encontraban delante del Hospital Clínico y
el vigilante les vio. Ellos argumentaron que eran médicos y que llevaban a la
presunta a su clínica para tratarla de un coma etílico.
Al llegar al huerto cogieron su botín y enterraron a Carmen.
Jesús Gurrea les aconsejó a los otros dos que se deshiciesen del coche y
huyesen de la ciudad, él se quedaba para cubrirles la retirada y, por si
hubiese problemas, tenía una dosis de cianuro preparada para suicidarse.
En la calle El Escorial, un sereno paseaba cuando le llamó la
atención el hecho de que un individuo abandonase un coche. Al acercarse
descubrió que los cristales estaban rotos y la tapicería llena de sangre. Avisó
a la policía, quienes no tardaron en encontrar el huerto y tras excavar
encontraron el cadáver de una joven que presentaba una herida abierta en la
cabeza. En el interior del coche encontraron una cartilla de racionamiento a
nombre de María del Carmen Brotons Buil, la
Cascabelitos. Poco tiempo después, recibían el aviso del hallazgo de otro
cadáver en plena calle, era Jesús Navarro Gurrea, propietario del huerto que
había muerto por envenenamiento de cianuro.
Tras este hallazgo, la policía emprendió la búsqueda del hijo.
Localizaron a su novia y le pincharon el teléfono. Ella confesó que le había
propuesto huir juntos en barco a Mallorca esa misma tarde. Poco después fue
detenido. En cuanto a Viñas, fue hallado sin vida en una habitación de hotel
junto a una carta de suicidio.
La versión oficial
Según fuentes oficiales, en el momento en que se detuvo a
Jesús, llevaba encima joyas valoradas en 120.000 pesetas. En un principio culpó
a su padre como autor intelectual y a Viñas como autor material. Sin embargo
había aspectos de la historia que no cuadraban. Su padre había empezado a
colaborar con la Policía como experto en técnicas de robo e incluso escribió un
manual sobre el tema. Jesús fue condenado a garrote vil, para después ser
indultado gracias a la mediación de personas influyentes pertenecientes al
círculo en el que se movía Carmen. La pena fue conmutada por cadena perpetua,
aunque solamente cumplió 11 años de cárcel.
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Entrevista a Jesús Navarro Manau en "La Vanguardia" |
Otras versiones
La versión oficial no satisfizo a muchos. Empezaron a circular
rumores que implicaban a destacados comerciantes, gerifaltes franquistas, e
incluso a la Iglesia Católica. El ministro de Gobernación, Blas Pérez, impuso
el silencio a la prensa, posiblemente para que no trascendiese la verdadera
historia.
Entre otras versiones, se decía que Carmen trabajaba también de
madame y captaba muchachas de Galicia
que entraban a trabajar como sirvientas en casas de ricos catalanes. Poco después
las convencía para que se acostasen con sus señores. También se dijo que
intentó chantajear a algunos poderosos, pues tenía fotos de encuentros sexuales
y disponía de demasiada información privilegiada que se revelaba en momentos de
pasión desinhibida. Incluso Jesús Manau, una vez en libertad, realizó una
entrevista para el periódico La
Vanguardia en el que exculpaba a su padre y afirmaba que
Carmen fue eliminada porque era confidente de la policía y delatora de los
enemigos del Régimen.
Sea como fuere, se llevó los secretos a la tumba y el franquismo
se encargó también de que se olvidase su nombre, al menos por un tiempo, aunque
hay constancia de que en la actualidad todavía existen ciertos círculos
poderosos que no desean que el caso salga nuevamente a la luz.
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