El noviazgo en España: desde 1900 hasta la actualidad.

Hoy en día vas paseando por la calle y ves a muchas parejas expresando su amor en calles, parques, y todo el mundo lo ve normal, pero antes... ¿os imagináis a dos novios sentados el uno frente al otro sin poder ni siquiera cogerse de las manos?

A principios de los años 1900, los hombres y las mujeres se conocían mediante "visitas". Si un hombre estaba interesado en una mujer iba a su casa, se presentaba a sus padres, pero no a la mujer. Entonces los padres, si lo aprobaban, comunicaban su nombre a la mujer y ella decidía si deseaba o no conocer al visitante. 

Una mujer podía recibir las visitas de varios hombres, ya que la visita en sí no era una relación formal y normalmente suponía conversar con el hombre en la casa de la mujer y bajo supervisión. Si una mujer se negaba a conocer al visitante, el hombre entendía que debía dejar de visitarla. En cambio, si decidía aceptar únicamente a un visitante, la relación había pasado a otro nivel. La pareja seguiría encontrándose en casa bajo supervisión. Como en principio una mujer debía estar acompañada de un solo hombre, se consideraba que la relación era más formal, más seria y que avanzaba hacia el matrimonio. 

Matrimonio en 1900
Este acercamiento incluía a la familia, tenía lugar en casa, se enfocaba en la conversación y colocaba la decisión en manos de la mujer. 

Estas características cambiaron a finales de los años 1920 y principios de 1930 principalmente debido al automóvil. Este tipo de noviazgo es el que conocemos hoy en día. Un hombre iba por la mujer a su casa y la llevaba al cine, a patinar, a bailar o a cualquier otro lugar. 

Este nuevo enfoque dio como resultado un gran número de cambios en la forma en que se desarrollaban estas relaciones. En lugar de que la relación se llevara a cabo en casa de la mujer, ahora tenía lugar en el automóvil del hombre y con el dinero del hombre. Del mismo modo, al estar separados de la familia y el hogar, empezó a crecer la atracción sexual.

A pesar de estos cambios, el noviazgo aún era una práctica formal. El día y la hora de la cita se planeaban con antelación, de tal modo que los padres y los amigos sabían acerca de la misma y, si algo sucedía, la gente sabía quién estaba involucrado. Aún intervenían los principios sociales que indicaban lo que era aceptable y lo que no lo era. Se consideraba que tener citas era una etapa precursora del "noviazgo formal" y por lo tanto, una preparación para el matrimonio. 

Autocine, 1930
Con la llegada del franquismo la forma de ver las relaciones cambió por completo. En un España profundamente católica, estaba muy mal visto entre la sociedad que una mujer andase sola con su novio. La mujer, perdidos sus derechos, solo le quedaba esperar el matrimonio, al que había de aguardar con castidad. 

Los noviazgos solían ser largos y vividos en la precariedad económica, sin oportunidades de conocer el cuerpo del otro antes del matrimonio. Al principio de las posguerra, las mujeres jóvenes iban acompañadas cuando salían a dar un paseo o al baile por una "carabina" que solía ser su madre. En todas las grandes ciudades existía lo que se llamaba el "tontódromo", una calle principal donde acudían los jóvenes para ver si pillaban alguna moza que se dejase tocar algo y, en el caso de ellas, algún mozo que las llevase al altar. Con el paso de los años el ir acompañadas por una carabina fue algo que desapareció y las jovencitas iban acompañadas de sus amigas. 

Tontódromo, 1950
Cuando empezaban a salir iban solos al cine o a tomar aperitivos y tenían permitido pasear cogidos del brazo, pero nada más. Esta situación se mantuvo hasta los años 1960 y 1970 con el surgimiento de los anticonceptivos y de la revolución sexual. La formalidad de las citas tendió a sustituirse por una relación informal, de cohabitación y de encuentros sexuales. El noviazgo se refería a ver, frecuentar o tener relaciones con alguien. La gente empezó a casare más tarde. 

En la actualidad, la palabra noviazgo es algo que nos suena a antiguo. Un hombre y una mujer pueden pasar juntos una noche o una serie de noches con fines sexuales, o bien pueden iniciar una relación con un fuerte compromiso. También es frecuente que salgan en grupo o con otras parejas. Y, aunque hay gente que lo condena, quizás por haber vivido en una época represora, no existe motivo para ello, pues como muchos dicen, estamos en democracia y aquí, cada uno puede hacer lo que le venga en gana.

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