La tradición de Halloween

Desde hace unos años se ha puesto de moda en España celebrar el Halloween. Muchos se disfrazan y acuden a fiestas llenas de calabazas, fantasmas, brujas y zombies. Pero ¿de dónde viene esta festividad?


La palabra “Halloween” es una expresión en inglés que deriva del “All Hallow's Eve” que significa «víspera de todos los Santos».

De origen céltico, esta festividad era conocida antiguamente como Samhain, que deriva del irlandés antiguo y significa «fin del verano». En el Samhain se celebraba el final de la temporada de cosechas y, por tanto, el inicio del Año Nuevo Celta, que comenzaba con la estación oscura.

Los antiguos celtas creían que la línea que une este mundo con el otro se estrechaba con la llegada del Samhain y que los espíritus podían cruzar a este mundo. Por eso se cree que usaban trajes y máscaras para ahuyentar a los malos espíritus.

Con la llegada del dominio romano a tierras celtas esta festividad fue asimilada por ellos y se mezcló con la fiesta de la cosecha en honor a Pomona que se celebraba a finales de octubre. Después, el cristianismo prohibió esta celebración hasta que finalmente la suplantó por la fiesta de Todos los Santos y la trasladaron del 13 de mayo hasta el 2 de noviembre.

A pesar de la prohibición se siguió celebrando y en 1840 los inmigrantes irlandeses la llevaron a Estados Unidos y Canadá donde arraigó fuertemente. De hecho, fueron ellos quienes difundieron la costumbre de tallar una calabaza con la vela dentro llamada Jack-o'-lantern.

Costumbres de Halloween

Manzanas de caramelo: Tradicionalmente se han asociado a las fiestas de la cosecha de otoño cuando se recogían las manzanas. Durante esta festividad se consumen en Estados Unidos, Irlanda y Escocia; aunque en Inglaterra se consumen también durante el Guy Fawkes Night el 5 de noviembre.

Truco o trato: Originariamente el “Trick-or-treat” era una leyenda de origen celta según la cual no sólo los espíritus de los difuntos eran libres de vagar por la Tierra la noche de Halloween, sino toda clase de entes procedentes de todos los reinos espirituales. Entre ellos había uno terriblemente malévolo, llamado Jack-o'-lantern, que deambulaba por pueblos y aldeas, yendo de casa en casa pidiendo «truco o trato». La leyenda cuenta que lo mejor era hacer trato, sin importar el coste que éste tuviera, pues de no pactar con este espíritu, usaría sus poderes para hacer un «truco» que consistía en maldecir la casa y a sus habitantes, dándoles toda clase de infortunios y maldiciones como enfermar a la familia, matar al ganado con pestes o hasta quemar la propia vivienda. Como protección surgió la idea de tallar calabazas con formas horrendas e iluminarlas, para así evitar encontrarse con dicho espíritu. Este hecho se asoció con el espíritu y, probablemente, se le dio su nombre a las calabazas. 

Jack-o'-lantern: Cuenta la leyenda que hace muchos años en Irlanda vivió un hombre llamado Jack al que todo mundo conocía por ser tacaño, malvado y pendenciero. Tenía un problema con la bebida y cuenta la tradición que cuando murió esto le llevo a que su espíritu vagase eternamente por el mundo de las tinieblas.

El día 31 de octubre por la noche, Jack se encontraba en la taberna que solía frecuentar, borracho y sin dinero. El demonio, que llevaba días observándolo, aprovechó la ocasión para aparecérsele en forma de moneda. Jack, que estaba sin blanca aceptó entregar su alma a cambio de esa moneda para pagar su bebida. Pero como era muy astuto, rápidamente se guardó la moneda en su bolsillo, quedando el demonio a su merced. 

Pasaron los años y el demonio seguía encerrado en la moneda, tratando en numerosas ocasiones de liberarse, transformándose para ello en diferentes tentaciones para Jack, pero éste siempre conseguía vencer. Al diablo no le quedó más remedio que aceptar que jamás en vida podría tener el alma de Jack.

Cuando años más tarde Jack murió, a su llegada al infierno, el demonio no le pudo dejar entrar porque su alma no le pertenecía, castigándole entonces a vagar por el mundo de las tinieblas eternamente con el único acompañamiento de un ascua de carbón. Para que no se le apagara, Jack la metió dentro de un nabo que encontró.

Así comenzó la tradición de vaciar nabos y poner carbón dentro para utilizarlos la noche de los muertos y guiarlos en su camino. Con el tiempo, los irlandeses descubrieron que las calabazas eras más fáciles de ahuecar, así que sustituyeron los nabos por calabazas y éstas se convirtieron en las populares calabazas de Halloween. 


Así que ya sabéis, si esta noche os vais de fiesta, acordaros de poner una vela en la ventana, no vaya a ser que cuando volváis os encontréis alguna sorpresa! 

¡Feliz Halloween!

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