La Alemania Nazi III: Antisemitismo y Solución Final
En esta tercera parte veremos como se desarrolla el antisemitismo de Hitler y como éste lo convierte en una práctica de gobierno durante su mandato como Canciller de Alemania. Pero, para entender sus acciones es necesario que conozcamos como se va fraguando el antisemitismo a través del tiempo y, sobretodo, entendamos que los nazis no inventaron el odio hacia los judíos, sino que simplemente lo enaltecieron.
HISTORIA DEL ANTISEMITISMO: La palabra "hebreo" surgió en unas tribus nómadas del Imperio Medio de Egipto entre los siglos XXI y XVII a.C. En este contexto se acuña el término "israelita" según Jacob en el Génesis.
A partir de los siglos XVII y XVI a.C. los israelitas fueron inmigrando a Egipto atraídos por las ventajas comerciales que ofrecía el país. En un principio los egipcios les toleraron, pero cuando empezaron a acaparar el comercio y la economía, empezaron los problemas, naciendo la primera xenofobia antijudía de la Historia.
Tras la expulsión de Egipto, los judíos marcharon a Cannáan y conquistaron la zona del Próximo Oriente que se repartieron en dos reinos: el Reino de Judea y el Reino de Israel con capital en Jebusea (Jerusalén). Alejandro Magno expulsó a los persas del reino de Judea en el siglo IV a.C. y mantuvo la autonomía judía. Este período fue de enriquecimiento cultural y económico para los judíos. Pero, al igual que en Egipto, esa confianza se resquebrajó, pues su religión monoteísta no les permitía adoptar nuevos dioses, y acaparar la economía tampoco les benefició. Ante la imposición por la fuerza del culto a Zeus los judíos se enfurecieron y organizaron revueltas que pronto fueron sofocadas. Ello provocó que se encerrasen dentro de su propia sociedad, generando en el resto de pueblos el estereotipo supersticioso de gente misteriosa, conspiradora y peligrosa.
En el año 63 a.C, el general Cneo Pompeyo conquistó Judea y se asentó en todo el Próximo Oriente. Desde el principio las relaciones con los romanos fueron tensas, pues hubo represión por parte de los latinos y una respuesta violenta por el lado judío. Estas relaciones empeoraron con el tiempo llegando a producirse en Alejandría el primer pogromo judío de la historia.
La religión cristiana, que comenzó como movimiento dentro del judaísmo, fue clave en la continuidad e incrementó el odio hacia los judíos, sobretodo porque se les culpaba por el asesinato de Cristo. Cuando se oficializó el Cristianismo empezó la quema de sinagogas, la confiscación de sus propiedades e incluso los primeros bautizos forzosos. Una vez extendido el Cristianismo por toda Europa durante el feudalismo, los judíos fueron objeto de todo tipo de abusos. La Iglesia Católica, con una intensa campaña de propaganda a las poblaciones europeas, calificó a los judíos de comerciantes usureros, estafadores, violadores y personas que sacrificaban niños. Este mensaje caló profundamente en la sociedad y provocó el miedo y el odio hacia todo lo hebreo.
Con el tiempo este odio llegó a su culminación. Entre el siglo XV y el XVI fueron expulsados de muchos países de Europa y fueron a parar al Imperio Otomano o a América entre otros lugares. Con el nacimiento de la Iglesia Protestante en el siglo XVI Martin Lutero, con su libro Los judíos y sus mentiras, exaltó a las masas cristianas en Alemania y el norte de Europa para lanzarse a orgías de sangre contra las poblaciones hebreas y la quema de sinagogas.
Con la llegada de la Ilustración se pasó de ver a los judíos como inferiores por su credo, a verlos como inferiores por su raza biológico-genética. A partir del siglo XVIII los judíos de Europa pasaron a ser "europeos de credo judío".
El nacionalismo jugó un papel importante durante todo el siglo XIX, estableciendo en sus dogmas el judaísmo como un peligro para el desarrollo de las democracias europeas. En Rusia, a pesar de haber vivido una cierta apertura hacia Occidente, los zares Alejandro III y Nicolás II frenaron cualquier tipo de modernización y los judíos se convirtieron en cabezas de turco de todos los males que padecía Rusia. Así pues, entre 1881 y 1884 hubo cientos de sangrientos pogromos en diversas zonas de Rusia, Ucrania, Rumanía, Hungría y Polonia. Estos pogromos se repetirían a principios del siglo XX y aumentarían en violencia durante este período. Muchos judíos empezarían a emigrar a Estados Unidos o Palestina.
EL ANTISEMITISMO DE HITLER: Durante los años que Adolf Hitler vivió en Viena y en Múnich lo hizo en unas condiciones de pobreza, mientras veía que los judíos llevaban una vida bastante acomodada. Este hecho le influyó mucho porque no entendía que ellos, que no eran considerados alemanes, se quedaban con la riqueza del país.
Tras la Primera Guerra Mundial el antisemitismo volvió a Europa con fuerza. En Alemania, los antisemitas culparon a los judíos de la derrota de Alemania y de los problemas económicos de la posguerra, tachando de avaros y mezquinos a los que eran empresarios y banqueros. Incluso se difundió la idea de que había una especie de "conspiración judía" para impedir el progreso de Alemania.
En 1919 Hitler expresó por primera vez su pensamiento acerca de la comunidad judía. En una carta dirigida a Adolf Gemlich escribía los siguiente:
"...los judíos son incuestionablemente una raza, no una comunidad religiosa. El judío mismo nunca se describe como un judío alemán [...] Los judíos nunca han adoptado más que el lenguaje de las naciones extranjeras en cuyo medio viven [...]
Mediante endogamia por miles de años, a menudo en círculos muy pequeños, el judío ha podido preservar su raza y sus características raciales con mucho más éxito que la mayoría de los numerosos pueblos entre quienes ha vivido. Consecuentemente, allí vive entre nosotros [...] incapaz de segregar sus características raciales [...] y sin embargo gozar de los mismos derechos políticos que nosotros.
En las democracias compite por el favor de las masas, se inclina servilmente ante "la majestad del pueblo", pero sólo reconoce la majestad del dinero.
Su energía es la energía del dinero, que se multiplica en sus manos sin esfuerzo y sin fin mediante el interés, y con el cuál impone un yugo a la nación que es el más pernicioso [...]
[...] el antisemitismo puramente emocional encuentra su última expresión en la forma de pogromos. El antisemitismo racional, por el contrario, debe llevar a una lucha sistemática y legal contra una erradicación de los privilegios que los judíos disfrutan sobre otros extranjeros que viven entre nosotros. Su objetivo final, sin embargo, debe ser la eliminación total de todos los judíos de nuestro medio".
Sin embargo, no fue hasta su estancia en la cárcel tras el Putsch de Múnich cuando escribió el Mein Kampf y perfiló lo que serían las bases ideológicas del nacionalsocialismo. Entre ellas hablaba de la superioridad de la raza aria y la necesidad de exterminar a la raza judía.
Con la ascensión de Hitler al poder, el odio hacia los judíos se propagó entre la población y se empezaron a dictar leyes que quitaban derechos a los judíos. En 1935 se aprobaron las Leyes de Núremberg en las cuales se prohibía la unión entre alemanes y judíos por razones de matrimonio, cohabitación o relación sexual. Se les negó la ciudadanía del Reich. También se les prohibía ejercer sus profesiones, el comercio o el ejercicio de oficios menores dentro del territorio alemán. A los empresarios alemanes se les prohibió tener a judíos en sus plantillas de personal contratado. Los gitanos, los negros y los eslavos también fueron considerados como pueblos dañinos racialmente y considerados infrahumanos.
Estas leyes raciales fueron el comienzo de la discriminación y persecución del colectivo judío en Alemania. Poco a poco se vieron despojados de sus bienes que eran vendidos a los alemanes a precios irrisorios hasta que en 1938 se produjeron los pogromos conocidos como La noche de los cristales rotos, llevados a cabo por las tropas de asalto de las SA conjuntamente con la población civil. Estos pogromos fueron dirigidos contra los ciudadanos judíos y sus propiedades, así como también hacia la destrucción de las sinagogas de todo el país. Los ataques dejaron las calles cubiertas de vidrios rotos pertenecientes a los escaparates de las tiendas y a las ventanas de los edificios de propiedad judía. Al menos 91 personas fueron asesinadas y otras 30.000 fueron detenidas y posteriormente deportadas en masa a los campos de concentración de Sachsenhausen, Buchenwald y Dachau.
Con esta política del terror se pretendía acelerar la emigración de los judíos, a quienes se segregó y aisló sistemáticamente del resto de la sociedad alemana.
Gueto de Varsovia |
LA SOLUCIÓN FINAL: El 31 de julio de 1941, Reinhard Heydrich, comandante de la Oficina Central de Seguridad del Reich, recibió una orden de Hermann Göring para preparar la "solución final de la cuestión judía". Las órdenes eran vagas porque en ese momento Hitler todavía se oponía a las deportaciones masivas, aunque autorizó que se marcara a los judíos del Reich con una "señal grande y claramente visible".
Para otoño, Heinrich Himmler (comandante de las SS) dio luz verde a la Operación Reinhard (Aktion Reinhard), nombre en clave dado a la fase final del Holocausto. Para ello se crearon tres campos de exterminio en Polonia: Belzec, Sobibor y Treblinka, donde se llevaron a cabo las primeras acciones de exterminio en masa por medio del gas Zyklon B.
En 1942 las SS iniciaron las deportaciones hacia los campos de exterminio. Empezaron por los judíos de Polonia. Familias enteras eran transportadas a los campos donde, al llegar, eran enviadas directamente a las cámaras de gas. Poco después se celebró la Conferencia de Wannsee en la que se decidía el exterminio en masa de toda la comunidad judía europea. La idea era investigar a fondo toda Europa, partiendo desde el Oeste hacia el Este y desde el Norte hacia el Sur, para deportar a todas las personas de ascendencia judía a campos de concentración y exterminio. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial los Aliados encontraron los protocolos intactos, que fueron utilizados posteriormente durante el Juicio de Núremberg.
En Auschwitz-Birkenau, el campo más grande, las SS empezaron en enero de 1942 a gasear gente en una granja reformada. A partir de marzo llegaban allí numerosos transportes de judíos, organizados por Eichmann, de manera que fue necesario reformar una segunda granja para los mismos fines. En julio Himmler ordenó ampliar el campo de Birkenau para poder internar a 200.000 presos, además de construir cuatro cámaras de gas con sus respectivos crematorios.
Aparte de Auschwitz, los nazis utilizaron para el exterminio campos como Madjanek o Chemno, aunque había días en los que eran tantas las personas a asesinar, que las quemaban en hogueras al aire libre.
La solución final se mantuvo hasta casi el final de la guerra, en 1945. Alrededor de seis millones de judíos fueron asesinados en los campos de exterminio y, aunque hubo muchos responsables de ello, nunca fueron condenados por crímenes contra la humanidad.
Comentarios
Publicar un comentario