Historia de la higiene personal: del esplendor al marranismo

Durante toda la historia, la humanidad siempre ha notado el olor que desprenden los cuerpos si no los expones al agua y el jabón. Pero, ¿cómo puede ser que en épocas más antiguas la higiene fuese una parte vital de la vida cotidiana y en las más recientes se hayan olvidado de lavarse?

La higiene en la Edad Antigua
  • Los egipcios
Los egipcios daban mucha importancia a la higiene personal porque estaba relacionada con la prevención de enfermedades. Puesto que el aire estaba plagado de insectos que transmitían enfermedades, era normal lavar la ropa y bañarse regularmente.

Higiene Egipto
Los funcionarios y la gente acomodada tenía baños en sus casas, incluso en Tell el-Amarna, se ha encontrado una pared que separaba un baño de un retrete. 

La gente común se solía bañar al menos una vez al día, ya fuese en el Nilo, en los canales o con jarras de agua en sus casas. 

En el caso de los sacerdotes, tanto por higiene como por purificación, se afeitaban, por lo que las barbas eran poco habituales. El único que llevaba barba era el Faraón, pero era postiza símbolo de realeza. 

Tanto hombres como mujeres solían afeitarse la cabeza y llevaban pelucas. En cuanto a los perfumes, también eran importantes para ellos, tanto para los vivos como para los muertos. Se han encontrado vasijas con perfumes en tumbas como las de Tutankamon. También en los grandes banquetes solían perfumar las salas con conos formados por grasa y perfume que cuando se derretían esparcían el aroma por el aire. También usaban perfume para los genitales. 

  • Los sumerios
Sumeria se encontraba entre el Tígris y el Éufrates, por lo que también tenían cierta afición por el agua. Las ciudades sumerias estaban llenas de canales y se han encontrado tuberías de cerámica en el Palacio de Mari y una sala de baños en la ciudad de Umma. 

Sumeria
Los canales en Sumeria se utilizaban para nadar o viajar, por lo que las leyes prohibían hacer aguas menores y mayores en los mismos bajo pena de fuertes castigos.

La gente humilde se frotaba con ceniza o barro y después se enguajaba. Si era de clase un poco más alta se untaba el cuerpo con aceite de oliva y después se enjuagaba con agua.

La clase alta se untaba el cuerpo con aceite y después se frotaba con un polvo negruzco. Al frotar se convertía en jabón. Después estaban las clases extremadamente acomodadas que utilizaban el agua blanquecina y un poco jabonosa que quedaba del primer lavado de la lana recién esquilada. 

Por su parte, las mujeres se depilaban solamente las piernas. Se echaban sosa muy diluida y ceniza de incienso y se frotaban con una piedra pómez. Después se aplicaban cremas que hidrataban hechas con leche de almendras o harina de avena. 
  • Los griegos
En cuanto a los griegos, desde el período arcaico tenían un especial cuidado por la higiene personal. Desde niños aprendían a nadar y se bañaban en ríos y en el mar. Durante la época clásica empezaron a aparecer los cuartos de baño y las primeras bañeras, hechas tanto de barro como de piedra o ladrillos. La primera bañera data del 1.700 a.C. Como no había jabón, se frotaban con aceite y arena y después se enjuagaban.

Griegos
En Grecia también aparecieron los primeros baños públicos que eran lugares de encuentro y discusión, aunque solamente los hombres podían acceder a ellos.

Para depilarse las mujeres utilizaban navajas o bien se depilaban con un candil o con una mezcla de pastas especiales. 
  • Los romanos
Gracias a su extensa red de acueductos, los romanos lograron llevar el agua a todos los rincones del imperio. El baño se asoció con la salud y el bienestar.

A finales del siglo V a.C. los antiguos baños públicos griegos se perfeccionaron y crecieron en complejidad, pues ofrecían baños de vapor y piscinas frías, calientes y templadas.

Termas romanas
Las termas romanas eran baños públicos con estancias reservadas para actividades gimnásticas o lúdicas. Disponían de vestuarios donde dejaban sus efectos personales. Una vez terminado el ejercicio, se metían en una especie de bañera de pie donde con el estrígilo quitaban la piel muerta de sus cuerpos. Después pasaban a las diferentes estancias: primero iban a la del agua caliente (caldarium) y después a la del agua fría (frigidarium). El uso de las termas se generalizó hacia el siglo I a.C., cuando se descubrió un sistema para calentar y distribuir el agua caliente, y se extendió su uso por todo el Imperio. A las termas la gente acudía, además de para lavarse, también para socializarse.

La gente más acomodada construía sus termas privadas en las villas que poseía.

La higiene en la Edad Media

Tras la caída del Imperio Romano y la llegada de los primeros cristianos, el baño se convirtió en algo pecaminoso y en una cuestión pagana. El cuidado del cuerpo estaba asociado al descuido del alma y muchos cristianos empezaron a ver el castigo del cuerpo como una aproximación a Dios, por lo que empezaron a dejar de lavarse.

La aparición de la regla de San Benito en el siglo VI establecía que solamente los monjes más viejos se lavasen con cierta regularidad. Al resto de monjes solamente se les exigía el baño un par de veces al año, sobretodo en las vísperas de las fiestas cristianas más importantes. La regla de San Benito se extendió por todos los conventos de Europa.

Baños medievales
A partir del s. XIII se volvieron a extender los baños públicos. En los baños medievales, en vez de grandes albercas había tinajas de madera con capacidad para dos o tres personas. A su lado solía haber mesas con bebida y comida para disfrutar mientras se tomaba el baño. Y, aunque la Iglesia condenaba el baño por considerarlo un lujo innecesario y pecaminosos, para mediados del s. XIII había tantos en Francia que sus propietarios hasta formaron su propio gremio.

Sin embargo, con la llegada de las grandes epidemias mortales la costumbre de bañarse se evaporó al empezar a pensar que el agua era la culpable de los contagios entre los cuerpos. Esta idea se mantuvo hasta el siglo XIX y durante estos siglos prevaleció la "limpieza en seco".

Incluso los médicos lo creían. Ambroise Paré escríbia en 1568:

"Conviene prohibir los baños, al salir de ellos la carne y el cuerpo son más blandos y los poros están abiertos, por lo que el vapor apestado puede entrar rápidamente hacia el interior del cuerpo y provocar una muerte súbita". 

Sin embargo, las capas de suciedad se veían como un agente protector del cuerpo frente a los aires del exterior, cuando era precisamente la falta de higiene y las reuniones en espacios cerrados lo que propagaba el contagio.

El baño quedó relegado a los grupos sociales o a ciertos rituales como el del nombramientos de los caballeros. El candidato había de bañarse antes de pasar la noche en oración, con la finalidad de que estuviera corporal y espiritualmente purificado antes de convertirse en caballero.

Vestimenta s. XVII
Con que había de proteger el cuerpo del aire exterior, se confeccionaron vestidos que tapasen el cuerpo lo máximo posible. Se llegó incluso a creer que la ropa blanca absorbía la suciedad del cuerpo, por lo que, limpiarse consistía en cambiarse de camisa (los que podían permitírsela).

Esto de la "limpieza en seco" duró hasta el siglo XIX. A partir del s. XVII entre las altas esferas empezó a equipararse el estar limpio con el oler bien. Esto era lo que les diferenciaba de los pobres. Así, las pelucas, los perfumes y los polvos proliferaron entre las clases acomodadas. Con ello creían que estaban protegidos de las enfermedades.

A partir del s. XIX diversos descubrimientos y avances permitieron acabar con la mortalidad infantil que Europa venía arrastrando desde la Edad Media y se produjo lo que los expertos han llamado revolución demográfica. Entre otras cosas, la gente cambió la ropa interior de lana por la de algodón. Se crearon nuevos sistemas de abastecimiento de agua. Después de diversas investigaciones se llegó a la conclusión de que el causante del cólera era un germen y no el agua, por lo que el alcantarillado y el suministro de agua limpia se convirtieron en  prioridades en las ciudades. Y, aunque durante siglos se había visto con malos ojos, el baño se empezó a promocionar como defensa contra las enfermedades.

A pesar de que el baño volvió a estar en boga, en la actualidad todavía hay gente que no parece haber descubierto que existe el agua y el jabón. Supongo que habrá que esperar un par de siglos más!








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